Viaje a la tradición mediterránea
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El sufismo es un fenómeno muy amplio que se extendió con el Islam por todo el Mediterráneo y que llegará hasta el lejano Oriente. La esencia del sufismo es adorar a Dios, no a una religión, por eso el sufí es capaz de reconocerse en toda forma de religión verdadera.
La Torá es la palabra de Dios revelada a Moises en el Monte Horeb en el Sinaí. Pero los judíos creen que Moises no solo recibió la Torá, sino también la explicación de todos sus significados y secretos ocultos. De esta manera, la Cábala es la perfecta comprensión de la Torá.
Desde el siglo VII, el Islam se extendió por el sur del Mediterráneo y Asia, adaptándose en el seno de diferentes culturas y razas que, a su vez, le añadieron su impronta. Aunque todos convergen en esencia en los Cinco Pilares del Islam, que permiten al ser humano alcanzar la unidad en el absoluto.
Para entender lo que hoy es el cristianismo tenemos que saber primero en qué creía realmente Jesús y también entender la tradición y el contexto del judaísmo del siglo I. Por otra parte, también hay que conocer a San Pablo, un pensador lúcido y un hombre de acción de gran importancia en su difusión.
Para los judíos todas las respuestas evidentes y ocultas están en la Tora, la revelación oral y escrita dada a Moisés en el monte Sinaí. A partir de la Tora, toda la responsabilidad corresponde al hombre, ya que Diós ya ha expresado las condiciones de su alianza.
El mito de Abraham marca el origen común de las religiones del Mediterráneo. Unas religiones muy distintas en lo formal pero con el mismo origen común del pariarcado. El patriarca Abraham sigue siendo hoy un referente para millones de personas.
Oriente y Occidente son dos formas distintas de relacionarse con el mundo pero complementarias e indispensables cuando se miran a través del cristal de la tradición. El deseable acercamiento entre ambas formas de concebir el mundo pasa necesariamente por el entendimiento sobre los principios.
En 1165 nació en la taifa andalusí de Murcia Ibn Arabi, un genio excepcional que fue reconocido hasta el Renacimiento como el mayor de los sabios. Su filosofía proclama la máxima apertura a todas las formulaciones de creencia, porque Dios no se puede encerrar en ningún credo ni en ninguna religión.